10 de noviembre de 2006

+ Conflicto

Estoy cansado de esta guerra de versos,
un enfrentamiento inútil de sentimientos,
la absurda poesía que sin fundamentos,
extrae de nuestras almas lamentos.

Grito porque mi corazón no se contiene,
la musa que inspira mi escrito se esconde,
mis manos exigen una piel que no viene,
desde que el anhelo sólo repite: ¿dónde?

Ahora me debato entre dos sueños,
uno que, sin saber, habita mi realidad
y otro que, tristemente, ya tiene dueño,
ya no sé si haya opción, sí hay frialdad.

No dejaré que mi entorno afecte mi creación.
Los recuerdos de una felicidad interrumpida surgen,
la fuerza que emanan, crea la versión
de un mundo que sólo yo vivo y otros urgen.

De quienes temo, las palabras me ofenden
cierran ante mis ojos la libertad,
pero la verdad, son ellos quienes temen,
puedo ver en sus ojos la ansiedad.

¿Qué piden ellos para dejarme vivir?
Tal vez si vendo mi alma sería mejor solución,
que entregarme a beber un elixir,
que contiene mi Némesis: Tentación.

Los sueños se desvanecen ante mis ojos,
tal vez ya no exista ninguna opción,
lo mejor de mi pasado y presente recojo
para vivir un futuro sin más condición.

Javier Santiago Lozano C.

+ Quiero

Sólo quisiera que mis sufrimientos recorrieran los campos
que las gotas del amor de mi corazón formaron
sólo quisiera dividir nuestras vidas en infinitos tiempos
y en cada uno, en cada instante, vea a quien nuestros ojos lloraron

Sólo quiero morir un rato...

Sólo quisiera que dos mundos incompletos y distantes se unieran
en maravillosos instantes eternos como el alma, a través de un verso,
Sólo quisiera ver cómo un deseo resucita entre quienes quisieran
por siempre perder la ilusión, cuyo sino es maldito y perverso

Sólo quiero un sueño feliz..

Sólo quisiera pedirle por las injusticias y el temor, perdón al corazón,
por cada herida, cada marca, que mi necedad trazó en su interior,
Sólo quisiera curar la enfermedad del alma que me consume sin razón
porque el seguir amando con fervor, sería para mi absurdo exisitir lo peor

Sólo quiero empezar a querer...

Sólo quisiera que nunca dejara de existir la ternura que esconden tus ojos,
que durante cada instante fugaces miradas me permiten observarte apenado
Sólo quisiera perder el temor que convierten mis lágrimas en manojos
de diferentes formas de odio que no permiten que te haya olvidado

Sólo quiero esconder el corazón...

Sólo quisiera acallar las voces de quienes me exigen olvidarte
y percibir tan sólo el susurro que mi memoria hizo recordarte
Sólo quisiera nunca haber conocido tan profundamente un arte
que describen los muchos felices al ser 'amantes'; yo sólo sé amarte

Sólo quiero pensar en pensarte...

Sólo quisieran que volvieran mis arrebatados anhelos y sueños
no quisiera verme sumido en la decepción que a mi alma envenena
Sólo quisiera ser de tus palabras e ilusiones el único dueño
no quiero seguir pensando que el amor que es mi condena

Sólo quiero por siempre decir "Te Quiero"

Javier Santiago Lozano C.

+ Extraño

Extraño los días en que los errores del pasado,
eran simplemente un inocente beso robado,
porque sin tener las almas destrozadas,
conocimos el amor puro expresado en dulces miradas

Extraño como los opacos trazos del ocaso,
despedían los juegos y depronto un ángel en su regazo,
aparecía ante nosotros y acariciaba nuestras ilusiones,
para que no las perdiéramos pues teníamos millones

Extraño no haber dicho verdades primero,
que ahora exigen que exclame un "te quiero",
porque el único riesgo que podía correr,
era esperar y con un beso dejar de ver

Extraño que miles de estrellas vivieran en el cielo,
mientras que esquivas al amor detrás de un velo,
no se dejaran atrapar para guardar en mi corazón,
esperando que tú aparecieras y mi existir tuviese una razón...


Javier Santiago Lozano C.

+ Un encuentro memorable

¡Nunca pensé verte aquí! Olvido, querido amigo mío, ¡eres irreconocible! Vaya que has cambiado... ¿Recuerdas aquella vez que te discutimos y prometí no recordarte ni buscarte nunca más? Pues heme aquí producto de la incertidumbre. Sí, lo sé. Siento mucho verte ya envejecido e ignorado por tantos que ambos conocemos, pero bueno, tengo la fortuna de ser el primero que te recuerda, Olvido. Pero créeme que ésta vez mi juramento es ser fiel a tu esencia a tu lado y espero que el tuyo sea el mismo con una sola condición: que me sigas y adviertas de mis errores, no al contrario porque no quisiera vivir de corregir el pasado, esos recuerdos.

Quiero que seas una sombra, no sólo en el sentido de ser el incansable reflejo de mis actos, sino también que cuando no se vislumbre luz alguna, en la noche, hagas parte del firmamento, existiendo en todas y cada una de las estrellas que fueron en su totalidad promesas que nosotros mismos hicimos aquel día en que tu amigo, fiel traidor de tus ideales, visitó un cuarto de mi alma y creó una imagen que por obvias razones llegué a amar lo suficiente como para suicidar los temores en un sólo instante, que habitaban como errores no cometidos en el seno de mis tristezas. Ellas lloraban su propia muerte aquel día en que tu amigo descubrió un velo que jamás quisiera haber movido en el pasado. ¡Ahora recuerdo! Que bueno que no hayas llegado antes Olvido, así podemos borrar juntos toda imagen de aquella hermosa mujer que nubló nuestra amistad hasta ayer, cuando mis ojos vieron como el velo abierto, entrada a infinitas y efímeras felicidades, se desvanecía y un vacío totalmente inútil se creaba ante mí, sin estar tú presente. Tal vez es mejor así.

Fueron aquellas promesas las que cegaron por completo el anhelo que buscaba soluciones en un infinito absolutamente vacío e inestable, cuando ya un sentimiento había abarcado el pequeño universo imaginario y finito que se había convertido en lo único que mis ojos podían ver, mi corazón podía sentir y mi alma podía recrear en sueños transformádose en pequeños mundos que habitan aquel espacio indescifrable; es infinito y desconocido si se está afuera, en uno incluso más amplio que supone felicidades pasajeras, pero es finito y soprendente si vives y recorres aquel paraíso que muchos considerarían el éxtasis de sus sueños, mas otros considerían el Némesis de sus desgracias y razones de vida rotas por el fracaso y la desilusión.


Javier Santiago Lozano C.